Guiados por el Espíritu Santo y unidos por la Eucaristía acogeremos, respetaremos y valoraremos nuestra herencia multicultural.

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Como cristianos católicos, brindaremos un hogar donde todos se sientan dignos de ser amados, servidos y apreciados.

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Reflejaremos a Cristo en nuestra comunidad y, como Discípulos Misioneros, invitaremos a todos a encontrarse con Jesús en oración, obras de misericordia y adoración.